Las personas con discapacidad intelectual contribuyen con su trabajo a superar la pandemia
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- Aunque son uno de los colectivos sociales que requiere de una especial protección frente a la epidemia de coronavirus, muchos de sus integrantes son también personas activas que están contribuyendo a que el conjunto de la sociedad supere este bache con su labor diaria desde sectores esenciales como el de la limpieza o el de la alimentación
Desde que comenzó la crisis del covid-19, muchas personas con discapacidad intelectual están trabajando en beneficio de la sociedad. Sin su labor, hubiera sido imposible que la mayoría de los ciudadanos pudiera permanecer en casa para frenar la expansión de la epidemia. Lejos de ser sujetos pasivos necesitados de protección, siguen saliendo a la calle cada día para trabajar y cuidar de los demás.
Es el caso de Alberto Villanova y Rosa Mochales. Ambos trabajan en los servicios de municipales de limpieza viaria de Zaragoza, a través de la empresa FCC. Los dos destacan la importancia de que las calles sigan impolutas, aunque también reconocen que, estos días, “como hay menos gente, todo está más limpio”, afirma Rosa. “Trabajo los mismos días, solo que acabo un poco antes”, agrega Alberto.
Aunque si hay alguien cuya labor es absolutamente esencial en estos tiempos de pandemia es Javier Pelegrín, que está contratado en una residencia del IASS. “Es importante que siga trabajando para que las personas mayores que viven ahí estén bien atendidas. Me siento preocupado porque es un lugar de alto riesgo, pero de momento todo va bien”, confiesa, aliviado.
Más que esencial es también el sector de la alimentación, en el que están empleadas Marisa Sanchís y Virginia Gil. Marisa trabaja como reponedora en el Alcampo de Los Enlaces, en Zaragoza. Y Virginia lo hace en un centro especial de empleo que se dedica al manipulado y embalaje de productos alimentarios y de limpieza.
“Mi empresa proporciona productos de primera necesidad para que puedan seguir vendiéndose, y estoy contenta de poder seguir haciéndolo porque los servicios esenciales para los que trabajamos tienen que seguir funcionando”, explica Virginia. “Yo también me alegro de tener que ir a trabajar porque así puedo ayudar a la gente, y hago falta en el hipermercado. Las tiendas tienen que estar abiertas para que la comida no falte”, añade Marisa.
Las empresas de servicios son otro de los frentes desde los que las personas con discapacidad intelectual están contribuyendo a superar la pandemia. José Mari Buetas trabaja en la asesoría de empresas zaragozana Economistas y Consultores Asociados. “Estoy muy contento de volver a trabajar, después de tres semanas en casa. Me llamaron porque ahora tienen mucho trabajo con, ya que tenemos que resolver muchas dudas de los clientes”.
María Pilar Alastrué, por su parte, trabaja en una lavandería de la Fundación Rey Ardid. “Me siento muy valorada porque sé que otra gente necesita que yo acuda cada día a mi puesto”.
También hay ejemplos de altruismo, como Javier Anquela, que colabora con una organización humanitaria. “El papel de un voluntario es siempre útil, pero ahora es más importante todavía que nos ayudemos los unos a los otros. No hace falta llevar un chaleco de Cruz Roja, también es fundamental la colaboración entre vecinos”, señala.
Algunos agradecen poder seguir al pie del cañón. “Soy muy inquieta y no puedo estar parada en casa”, confiesa Rosa. Otros admiten que no acuden con “miedo, solo con un poco de respeto”, como Alberto. Pero todos coinciden en que, con las medidas de protección adecuadas, su contribución es vital para poder superar este bache juntos.