El perro guía que acompaña a personas con discapacidad visual o sordoceguera es el más conocido entre los distintos tipos de canes de asistencia para personas con discapacidad, ya que es el primero cuya presencia empezó a ser habitual en nuestras ciudades y pueblos, pero no es ni mucho menos el único. Hasta cinco categorías reconoce la ley de perros de asistencia en Aragón, que el pasado mes de abril cumplió un año en vigor, aunque su desarrollo reglamentario continúa pendiente.
Toda persona que lo necesite puede acceder con su perro de asistencia sin restricciones al trabajo o a cualquier espacio o transporte público o privado de uso colectivo, salvo a cocinas, quirófanos, agua de piscinas o atracciones de feria. A falta de reglamento, basta con “la certificación formal realizada por el instructor del perro” para acreditar esa necesidad.
Así lo explicaba el entrenador de perros de asistencia Carlos Asesio Bosch en el curso del Inaem de Promoción e intervención socioeducativa con personas con discapacidad, que ha impartido Plena inclusión Aragón. Él mismo era alumno, y quiso dar a conocer a sus compañeros “otro recurso terapéutico y/o social más para poder ofrecer apoyo a las personas con discapacidad”.
A su vez, Asesio forma parte del equipo de profesionales de Perro a la vista, pionero en la aplicación del Método Pellitero en las intervenciones asistidas por perros y servicios sociales de apoyo animal en Aragón. “Las técnicas, protocolos y procedimientos utilizados en nuestra metodología son un conjunto de actuaciones dirigidas a la mejora física, funcional, psicológica o relacional de los usuarios, en la que la característica especial es que participa un perro como recurso o apoyo en las intervenciones”, donde el can se convierte en “el agente motivador, modulador y reforzador”.
Koke, un precioso labrador de brillante pelaje negro, entrenado para apoyar a personas con trastornos del espectro autista (TEA), fue el absoluto protagonista de aquella clase. Pero esta es solo una de las potencialidades de animales.
“Los perros de asistencia proporcionan apoyo emocional, asistencia en la movilidad, alerta de crisis, desconexión sensorial y acompañan a las personas con el objetivo principal de mejorar su calidad de vida”, detalla Asesio. Personas con discapacidad física, intelectual o sensorial (visual y/o auditiva), TEA o trastornos del desarrollo, entre otras, así como sus familiares y profesionales de apoyo, pueden beneficiarse de todo el potencial que ofrecen estos aliados de cuatro patas.