Heraldo de Aragón publica hoy una tribuna de opinión firmada por el presidente de Plena inclusión Aragón

Heraldo de Aragón publica hoy una tribuna de opinión firmada por el presidente de Plena inclusión Aragón

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  • Santiago Villanueva, presidente de Plena inclusión Aragón, firma hoy en Heraldo de Aragón una tribuna de opinión en la que constata cómo «la pandemia ha puesto al descubierto las debilidades del sector que cuida de las personas con discapacidad intelectual, que, infrafinanciado, está haciendo un gran esfuerzo»
  • A continuación, reproducimos el texto íntegro del artículo

 

Un sector esencial, en riesgo
 
Vivimos tiempos feroces, tiempos heroicos, tiempos para soñar y trabajar por un mundo mejor. Con dolor, fuerza y esperanza, miles de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y sus familias nos hemos enfrentado en Aragón desde el principio a la crisis del covid-19. Junto a nuestros profesionales y voluntariado, afrontamos estos difíciles momentos unidos al sufrimiento de toda la sociedad.
 
Especialmente unidos nos sentimos a las personas mayores, que hicieron posible con su esfuerzo nuestro presente. Mandamos todo nuestro cariño y cercanía a los parientes y amigos de los fallecidos dentro de la gran familia de la discapacidad, y también a los enfermos y sus allegados.
Asimismo, queremos manifestar nuestro reconocimiento más sincero a todos los profesionales de la sanidad, la atención social y los servicios esenciales. Somos conscientes del inmenso esfuerzo que realizan por proteger a la sociedad, y les damos nuestra máxima gratitud.
 
No podemos dejar de mencionar el trabajo, el compromiso y el esfuerzo, sencillamente increíble, de los profesionales y las personas con discapacidad que se enfrentan a la enfermedad en las residencias y viviendas tuteladas con tremenda valentía, capacidad de resistencia y escasos recursos.
 
Nuestro movimiento social se está revelando como un poderoso instrumento de solidaridad, articulada y eficiente. Observamos su robustez y creatividad a través de las respuestas que ofrece, rápidas y centradas en necesidades concretas, frente a la lentitud desesperante de la Administración. Hemos desplegado una notable actividad en relación a la atención telemática, la búsqueda de EPIs, el apoyo a domicilio y los encuentros online de formación y consulta. Pero no podemos olvidar que nuestra contribución es una gota de agua en un océano de necesidad, y nos sentimos impotentes por ello.
 
También nos preocupa cómo puede quedar el sector de la discapacidad intelectual tras el paso de la pandemia. Nuestras entidades prestan, de forma concertada con la Administración, la mayoría de los servicios al colectivo: tutelas, residencias, pisos tutelados, centros de día, ocupacionales y de atención temprana… Pero la actual crisis sanitaria está evidenciando con crudeza las debilidades del sistema de atención a las personas con fragilidad, discapacidad y dependencia. Unas realidades que, sin ser nuevas, se hacen visibles ahora, ante la dura situación.
 
Desde el punto de vista financiero, somos un sector muy frágil. La crisis económica del 2008 ya supuso un duro varapalo. Aceptamos el más con menos de la obligada austeridad, el ya vendrán tiempos mejores… Y hace ya más de diez años que el sector está infrafinanciado.
 
La falta de recursos económicos y el sobrecoste asociado al covid-19 pueden provocar un alto riesgo para la sostenibilidad de las entidades. Sin medidas de apoyo pueden perderse, de manera dramática e irreversible, buena parte de los servicios específicos para personas con discapacidad intelectual que, durante más de tres décadas, y con el esfuerzo de las familias, se han puesto en marcha en Aragón.
 
La labor que están realizando en esta crisis las entidades de Plena inclusión está siendo fundamental para minimizar los estragos que el coronavirus podría haber causado en nuestro colectivo. No es cuestión de suerte, la clave reside en su modo de trabajar, siempre en red, compartiendo recursos y experiencias. Esperamos que, una vez demostrada su utilidad y su papel en esta emergencia, no solo se mantenga su financiación, sino que aumente.
 
También habrá que tomar medidas en los centros especiales de empleo de iniciativa social si se quieren conservar los puestos de las personas con discapacidad con especiales dificultades de inserción.
 
Ahora es el momento de arrimar el hombro, ya vendrá el tiempo de las conclusiones. Entonces, será imprescindible que, una vez superado este episodio, abramos un debate que conduzca a una revisión de nuestro actual sistema de cuidados, contemplando sus fortalezas, pero sin obviar o restar importancia a sus carencias, ahora más visibles que nunca. Así podremos afrontar con valentía y decisión los principales retos pendientes. Sobre ello debemos reflexionar, y mucho, quienes tenemos responsabilidades en el sector y en la Administración.
 
Desde Plena inclusión Aragón esperamos que esta crisis pueda convertirse en una oportunidad para lograr una mejor atención a las personas que la precisen, y que el apoyo a quienes son más vulnerables se convierta en un compromiso y una prioridad.
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