Pasos hacia una educación inclusiva en Aragón
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Plena inclusión Aragón celebra unas jornadas con más de 50 familiares y docentes partidarios de la integración de los niños con necesidades educativas especiales en colegios ordinarios
El pasado sábado, 1 de junio, Plena inclusión Aragón, gracias a la subvención del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social a través del 0,7% IRPF Estatal, organizó en el Centro Joaquín Roncal de Zaragoza las jornadas Pasos hacia la educación inclusiva.
El evento contó con la participación de más de 50 familiares de niños y niñas con necesidades educativas especiales y docentes procedentes de 22 colegios aragoneses y entidades sociales del tercer sector, a los que se sumaron un número indeterminado de personas que pudieron seguir las jornadas vía streaming.
Esteban Corsino, responsable del área de calidad de vida y del programa de educación de Plena inclusión Aragón, inauguró el acto presentando a las dos ponentes, quienes, desde sus respectivos roles de experta y familiar, aportaron claves relevantes en el avance hacia una educación inclusiva en nuestras escuelas.
En primer lugar, tomó la palabra Coral Elizondo, reconocida activista aragonesa de la educación inclusiva, que enumeró tres barreras que ella misma se ha encontrado en su labor docente y como orientadora: la cultura de los colegios en torno a la diversidad no es compartida por todos sus miembros; se suele utilizar la misma metodología para niños que son diversos en el aula y todavía existen prejuicios en torno a lo que entendemos por normal.
Elizondo, más allá de las barreras a superar, centró su intervención en proponer un decálogo de ideas basado en los objetivos de desarrollo sostenible que nos pueden ayudar a avanzar hacia el modelo de educación inclusiva. Propuso una visión humanista de la educación, en la que los apoyos y la calidad de vida, son parte fundamental de sus cimientos. Sin embargo, como repitió en varias ocasiones, “antes de comenzar es imprescindible que toda la comunidad educativa busque espacios y momentos para escuchar y reflexionar”.
A lo largo de su exposición, tampoco dejó de lado el enfoque de derechos, que quedó perfectamente definido en una frase: “La educación inclusiva no es un premio, tampoco un regalo. La educación inclusiva es un derecho”.
Una y otra vez, Elizondo recordó a las personas asistentes que existen metodologías contrastadas que facilitan que todos los niños y niñas puedan aprender, partiendo de su individualidad y teniendo en cuenta las distintas maneras en las que el alumnado accede a los contenidos, se interesa por él y demuestra lo que sabe. Una de estas herramientas es el Diseño Universal del Aprendizaje (DUA) que, aunque nace a finales de la década de los ochenta, es ahora cuando comienza a conocerse en nuestro país.
En este sentido, Esteban Corsino, como responsable del programa Red de Educación Inclusiva de Plena inclusión en Aragón, aprovechó la oportunidad para explicar a los docentes asistentes que uno de los pilotajes que se van a poner en marcha el próximo 2020 dentro de este programa será precisamente el DUA, junto a otros como el currículum multinivel o la transformación de colegios.
Tras el descanso, Soledad Carcelén, presidenta de la asociación Familias por la Inclusión Educativa de Castilla La Mancha, proyectó un vídeo en el que uno de sus hijos interpretaba un rap compuesto por él mismo en el que explicaba su experiencia educativa como alumno con necesidad específica de apoyo educativo, cantando frases como “te volvería a llamar educación el día que no mires a un alumno como una lección. Aprendí a que el objetivo es llevarnos a todos a un mismo compás”.
Carcelén, visiblemente emocionada por conectar con la emoción de las familias asistentes y con el sufrimiento que padece este alumnado, explicó que “la educación inclusiva es posible y necesaria”, asumiendo también que sus hijos, “y seguramente los hijos de las familias asistentes”, no lo iban “a poder vivir en primera persona”, dado que requiere de una transformación del sistema educativo que no se realizará de un día para otro.
Como madre, a través de pequeñas anécdotas personales, intentó trasladar la importancia de ofrecer oportunidades a las personas con discapacidad intelectual para que “sigan avanzando en su aprendizaje”, así como de preguntar a las personas antes de tomar decisiones por ellas.
Asimismo, explicó que las familias que se agrupan en la asociación que ella preside son diversas pero comparten una “lucha” para que sus hijos o hijas puedan estar escolarizados en colegios ordinarios. Desde la asociación, nacida en 2017, no prestan servicios porque, según matizó, “ya existen entidades que cumplen esta función”. En su caso, la motivación principal es la de “reivindicar ante las administraciones una educación para todas las personas sin excepciones, y que aúne calidad y justicia”.