Personalización e inclusión en la comunidad, claves del futuro de los apoyos para las personas con discapacidad intelectual

Enrique Galván, Esteban Corsino, Sofía Reyes, Ángel Val y Ramón Álvarez, en el encuentro que se celebra en Madrid.
Enrique Galván, Esteban Corsino, Sofía Reyes, Ángel Val y Ramón Álvarez, en el encuentro que se celebra en Madrid.

Desde este jueves y hasta este viernes
se reúnen en Madrid 300 personas
implicadas en el proyecto
‘Mi Casa: una vida en comunidad’

«Mi Casa: una vida en comunidad»
es un proyecto de Plena inclusión España.

Este proyecto ha mejorado
la vida de 759 personas
con discapacidad intelectual y del desarrollo.
Estas personas también tienen grandes necesidades de apoyo.

El proyecto propone que estas personas
vivan de forma independiente
con los apoyos necesarios
y que participen en la vida
social y ciudadana de
su pueblo o de su barrio.
Esto quiere también quiere decir
que no vivan en instituciones grandes y alejadas
del resto de la comunidad.

Este proyecto se ha desarrollado
desde hace 3 años y lo ha financiado
el Ministerio de Derechos Sociales
gracias a los fondos Next Generation
que aporta la Unión Europea.

“El futuro de los apoyos a las personas con discapacidad intelectual debe centrarse en la personalización y la inclusión en la comunidad”

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Plena inclusión presenta, desde este jueves y hasta este viernes, en Madrid, las evidencias que confirman el valor referencial de ‘Mi Casa: una vida en comunidad’, un proyecto financiado e impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, a través de los fondos Next Generation de la Unión Europea. Esta iniciativa, que lleva desarrollándose desde 2022 en 66 viviendas de siete comunidades autónomas, ha transformado en este tiempo la vida a 759 personas con discapacidad intelectual y del desarrollo y grandes necesidades de apoyo que venían de residir en instituciones o en junto a su familia.

Estas jornadas, en las que se ha reivindicado, pero también se ha celebrado lo conseguido, reúnen a 300 personas entre las que se encuentran personas beneficiarias del proyecto, profesionales de apoyo, representantes de administraciones públicas (estatales, autonómicas y locales) y familiares.

Entre las asistentes destacan Rosa Martínez, secretaria de Estado de Derechos Sociales; Jesús Martín, director general de Derechos de las Personas con Discapacidad; Maite Sancho, directora del IMSERSO; Carmen Laucirica, presidenta de Plena inclusión España; y Maribel Cáceres, vicepresidenta de Plena inclusión España y miembro de la Plataforma Estatal de Representantes de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo.

Mesa institucional celebrada este jueves en el marco del encuentro.

Mesa institucional celebrada este jueves en el marco del encuentro.

El equipo aragonés presente en este encuentro estatal está encabezado por Ángel Val, director gerente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) del Gobierno de Aragón; Ramón Álvarez, gerente de Plena inclusión Aragón; y el técnico de la asociación Esteban Corsino, coordinador en Aragón del proyecto ‘Mi Casa: una vida en comunidad’. A ellos se han sumado profesionales de las entidades aragonesas del movimiento asociativo que participan en el proyecto (Atadi, Kairós, Fundación Cedes y Valentia) y, como no, algunas de las personas residentes en las viviendas vinculadas a Mi Casa.

Delegación aragonesa en el encuentro de Mi Casa en Madrid.
Delegación aragonesa en el encuentro de Mi Casa en Madrid.

Innovación social y derechos

En estos tres años de funcionamiento, Plena inclusión ha puesto en práctica, en el marco del proyecto ‘Mi Casa: una vida en comunidad’, estrategias de innovación social que, refrendadas por los resultados obtenidos, consolidan este modelo como una propuesta replicable para otros proyectos de apoyo a personas con discapacidad, mayores, personas con enfermedad mental o sinhogarismo, etc. Y, lo más importante, es que se trata de una iniciativa que responde a la necesidad de recuperar derechos fundamentales para cientos de miles de personas que forman parte de grupos especialmente vulnerables.

Estas son algunas prácticas innovadoras de ‘Mi Casa: una vida en comunidad’:

  • Las personas con discapacidad intelectual y grandes necesidades de apoyo de los 66 pisos han tenido voz y voto a la hora de seleccionar a sus profesionales de apoyo.
  • La figura de conectoras comunitarias: profesionales que mapean las oportunidades en el pueblo o el barrio para que las personas con discapacidad de los pisos puedan participar en asociaciones, espacios vecinales o iniciativas colectivas, públicas y privadas.
  • Las personas facilitadoras: profesionales que garantizan las opciones de elección de las personas con discapacidad y su participación en las propuestas de la conectora desde la ‘planificación centrada en la persona’.
  • Las personas con discapacidad hacen actividades individuales en el ámbito comunitario: interactúan con el vecindario (compran en el supermercado, acuden al bar y al centro de salud del barrio), participan en asociaciones de mujeres, colectivos de vecinos; participan en clases de baile ofrecidas por el ayuntamiento; van a la biblioteca o al polideportivo, etc. De este modo, se ha conseguido que las personas con discapacidad intelectual puedan optar por hacer actividades de forma individual y no siempre en grupo, como suele suceder en los centros residenciales.

Mejora su calidad de vida

Cuatro entidades consultoras expertas en medición del impacto de proyectos sociales han realizado estudios, cuantitativos y cualitativos, de los efectos que se han generado en la vida de las personas con discapacidad intelectual que han participado en ‘Mi Casa’. También ha medido la relación de recursos en vivienda y en residencias, han evaluado los procesos, y han medido el impacto institucional y las variables de evaluación evolutiva.

De los extensos informes, que se ultimarán en diciembre, se puede concluir que ha mejorado ostensiblemente la calidad de vida de las personas beneficiarias en estos tres años. Este efecto se percibe en la disminución del uso de medicamentos, la reducción de problemas de conducta y, en consecuencia, de las restricciones que se les aplicaban; o en la mejora de las relaciones con el vecindario y del bienestar emocional, etc. Familiares y profesionales corroboran estos logros ya que constatan los avances logrados en la calidad de las interacciones con estas personas.

Carmen Laucirica, presidenta de Plena inclusión España, se muestra convencida de que ‘Mi Casa: una vida en comunidad’ debe tener continuidad, llegar a más lugares del país y extenderse entre otros colectivos sociales vulnerables. “Este proyecto transforma y mejora lo que se estaba haciendo hasta ahora en el terreno de la política de cuidados, ya que une personalización, desinstitucionalización y vida en comunidad. A las evidencias nos remitimos”, asegura.

“Cuando hablamos de personalización, calidad de vida y desinstitucionalización, hablamos de derechos que se han vulnerado en el pasado y que deben restaurarse cuanto antes”, concluye la presidenta de Plena inclusión España. Esta organización ha insistido en que resulta fundamental el apoyo presente y futuro de las comunidades autónomas para conseguir que proyectos innovadores como ‘Mi Casa’ sigan mejorando las políticas de acción social en España.

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